jueves

Lindo y Querido

Querido amigo, te quiero contar una historia. Puede sonarte algo sentimental al comienzo o hasta demasiado personal, pero poco a poco, te darás cuenta de que esta es una historia con la que espero tú y muchos otros mexicanos se puedan identificar, porque después de todo, tu, yo y conocemos esta historia: Nos sabemos el olor de la tierra y el rojo carmín de la chinchilla, el azul Frida Kahlo y el rosa Barragán. Conocemos las azoteas grises, las mañanas  de enero chamuscadas por los cuetes de la noche anterior, y al viene viene de por el trabajo, al que tanto hemos querido preguntarle por qué no está estudiando...

Porque entre desvelos con la almohada, tú también has pensado en rendirte, en dejar a tu México e irte unos Kilómetros más pa´riba, porque bastó el amanecer para convencerte de que no, que mejor te quedas. Porque a los dos nos gustaría que ese pensamiento no nos murmurara en la mente...porque ambos, sabemos que algo tiene que cambiar:

Observaba al señor de impermeable amarillo, mientras le hacía ademanes al piloto de Delta. Mientras él seguía con los pies en el asfalto mexicano, ausento de baches sólo por ser aeropista, yo veía la semejanza entre mis lágrimas y las gotitas de la lluvia, deslizándose por la ventana A23. 
Yo me fui a regañadientes. Entre que la punzada estaba cumpliendo 15 años de edad, y de plano Atlanta Georgia no sonaba nada parecido a Guadalajara Jalisco, me encontré haciendo un verdadero berrinche cuando me dieron la noticia... tantos mexicanos que  aspiran a irse en esa dirección, en busca del sueño americano, y yo, queriendo agarrarme del Ficus de la esquina con todas mis fuerzas... pero como dicen por allá “the grass is always greener” (el pasto siempre es más verde)
A mi padre le ofrecieron un mejor trabajo, y de buenas a primeras ya estaba en el sur profundo de Georgia. (Como ya te habrás dado cuenta,  esta no es una historia nueva. Como muchos otros mexicanos, yo también me fui, como dice Violeta Parra “pal norte” Run Run.)

El tiempo entre mis visitas creció igual que mis nostalgias.Y a pesar de que las vacaciones de día de gracias me daban oportunidad para venir en Noviembre (gracias) y el “spring break” me dejaba coincidir con semana santa y pascua, las visitas se hacían más esporádicas... y cada vez me daba más sapes internos por no haber aprovechado la vista desde arriba cuando la tenía: uno que otro tendedero colorido, los techos Rotoplas o los n(u)dos viales... y claro, los Ficus.
Obviamente, estar en la ausencia por tres años, (casualmente los años en  que una joven de mi edad comienza a interesarse más por su entorno y su contexto social) me hizo sepultar en mi memoria todas las cosas que, ahora, a mi regreso, he tenido que encarar. 
Cuando crucé, mis amigos no hablaban de la reforma educativa o energética, ni de las bolsas de Elba Esther Gordillo o el peinado de este o aquel político. Pero hoy que mis pestañas han crecido y me fuerzan a ver más lejos, me doy cuenta  que si, extrañaba a mi Mexico lindo... mas son muchas las frustraciones que como muchos otros mexicanos tengo entre los puños,  y durante tráficos y filas, hoy me pregunto qué cambiaría de Mexico? 
Le he preguntado a varios amigos, y lo primero que dicen no son palabras, si no onomatopeyas: “Pffff”. La pe y las múltiples efes de esa cacofonía que tanto usamos forman paréntesis alrededor de la
educacióncorrupciónconcienciaecológicavaloracióndelartemediocridadalgobiernoalmexicanoalflojo

“PFFFFFFF”

Entre todo este ruido, pensamos que todo parte desde el mismo punto: hagamos lo que hagamos, las calles no se van a dejar de inundar mientras las coladeras sigan tapadas. Si queremos que Mexico cambie, primero tenemos que cambiar nosotros los mexicanos. 

No porque la tendencia a la mediocridad y el conformismo este eviviendo en nuestros genes desde la conquista, significa que debemos (valga  la redundancia), conformarnos. La única manera en que el Mexicano puede transformarse es conquistándose a si mismo, tomando de raíz el problema y transformándolo. Y ese problema puede reducirse a nuestra educación.
Sobra decir que el sistema educativo se encuentra por los suelos, no sólo el desempeño académico si no también el manejo de este mismo. Pero no se trata de que culpemos a las personas que lo manejan, (aunque si, el dinero que debería irse en material educativo y mejora de escuelas, se invierte, literalmente en la(s) bolsa(s)) después de todo, ellos también son mexicanos, y fueron educados con este mismo sistema. 


Mas cuando me refiero a educación, no me refiero al manejo de las matemáticas o el conocimiento biológico. No me mal interpretes compañero, no quiero decir que estos no sean importantes; obviamente, un buen conocimiento de geografía, historia, biología etc, nos ayudaran a obtener mejores trabajos y mejores oportunidades a futuro. Sin embargo, todos estos conocimientos nos ayudan a funcionar en un mundo externo, en un sistema capitalista por el cual se navega con el interés propio hondeando en la bandera: voy derecho y no me quito. Y ese es justo el problema. Tranza y avanza o deja para mañana lo que puedes hacer hoy. Dos polos opuestos que parten del individualismo que no nos deja ver más allá de nosotros, y al hecho de que todas nuestras acciones repercuten en una sociedad, que a fin de cuentas todos terminamos criticando. 
Honestamente, reconoceré que hay muchos mexicanos ejemplares, y que he tenido la fortuna de conocer a uno de ellos. Debo mencionártelo, porque mis ideas de cambio para el mexicano parten de él. El Dr. Alfonso Ruiz Soto nos propone una educación mucho mas profunda que el conocimiento de datos y la memorización: el conocimiento de si mismo. 

Si se quiere cambiar al mexicano, cambio que es sólo el medio para un fin, se tiene que crear una nueva generación de pensadores diferentes. Seres humanos que aprendan a ver al mundo humanamente. Ciudadanos que se conozcan a si mismos, conozcan lo que les hace bien y lo que les hace mal y que por ende tengan conciencia de que lo que le hace daño a la sociedad les hace daño a ellos mismos. Personas que jamás sobrepongan el dinero, la fama, el poder o cualquier otro vicio por encima de sus valores, ya que no les llenará como la satisfacción de tener una vida plena, llámese familia, vocación o cualquier otro plan de vida que se pueda desarrollar.Y eso es justo a lo que se tiene que educar a los mexicanos desde pequeños. A ver más allá de mañana, a descubrir las capacidades y posibilidades de cada individuo para que así, se pueda ver pasada la linea del conformismo, y haya un deseo propio por superarse. 

Porque a fin de cuentas, los males de la sociedad parten de los males del individuo, y el abuso de poder o el hambre por dinero (que lleva al robo y la corrupción) nace por una ignorancia de si, por intentos de llenar vacíos que todos llevamos dentro. Cuando vemos a los políticos transas, corruptos y rateros, más que coraje, deberíamos de sentir lástima, porque han llegado a robar al propio país que les dio cobijo y el buen amor mexicano. 

Puede que la educación suene como materia simple cuando se ven todos los males que aquejan a nuestro país. Pero si nos ponemos a pensar, todas nuestras acciones, buenas o malas, son originados por hábitos que llevamos dentro, y estos sólo se solidifican por lo que vemos diariamente en nuestras casas y nuestras escuela. Desde ver a tú mamá dándose vuelta en U donde dice prohibido darse vuelta en U, hasta ver en las noticias cómo tal fulano se embolsó el dinero y se fue impune.
Si, evidentemente se tiene que mejorar el plan y método educativo de las instituciones, capacitar maestros, implementar nuevas tecnologías y desarrollar más planteles educativos. Sin embargo, de nada sirve todo esto si el individuo no aprende desde pequeño a manejarse y conocerse a si mismo,  a ver más allá de sí, a desarrollar aspiraciones y valores que le ayuden a su crecimiento, y por consecuencia, al crecimiento de nuestra sociedad.

Vaya que han sido muchas cosas con las que me he tenido que enfrentar desde que regresé. Sin embargo, ya lo viví, y espero que puedas aprender de mi experiencia. No cambiaría por nada el mar de Niños Héroes, en el que mi carro se da el lujo de nadar en las lluvias de Agosto, ni las alfombras de Jacarandas en primavera. Porque después de todo, si me fui, pero regresé, y lo que aprendí lo traigo conmigo para compartir y regresárselo a mi país, mi México. Espero, amigo secreto, que la próxima vez que aterrices en esta tierra mexicana, puedas apreciar los techos Rotoplas negros que abundan en la ciudad. Créeme, esos no se ven en los United. 

martes

Suficientes días




Pensé que no eran suficientes días

Que las mariposas no florecerían en vuelos airosos en mi pancita
Y que los besos no se tornarían de caricias tersas
a una temprana adicción

3 meses no eran suficientes el día que comencé
a decir tu nombre
más de una vez a la semana

Concluyo que  me equivoqué

Quizás me engañaba al pensar
Que tres meses
No me dejarían anhelar
tus ojos cuando
(ya) no
estan


Aunque sea por las breves pausas
De una vacación
Invernal,
las vetas del deseo
se
han
empezado
a dibujar

Y es extraño

Porque siendo yo
una mujer de palabras
tiendo a enamorarme más de
Un alma que sale por la boca
Disfrazada
de letras
y voz

Pero hay algo en tus ojos
cada vez que me miran;

Quizás la manera en que
Tus pestañas
Trazan sombras
De dulzura
En tu mirada

O la honestidad
Que irradian cuando nos volvemos
Cíclopes:
de cerca y sin parar

El hecho es que
Al caer la noche
Antes de dormir
Aveces
Y sólo aveces
Tiendo a recordarte a ti

Quizás es eso:

La manera en que tus brazos
embonan
Perfectos
Con los surcos
de mi cuerpo: entre mi cintura
Y el doblez de mi antebrazo
Hay un hueco
que llenas
con tu piel que se vacía sobre mi
como miel


3 meses son suficientes

me dan tiempo para aprenderme
el temblor de tu voz
Cuando dices mi nombre

Para reconocer la aspereza de tu rostro
Cuando vas a mi casa, no
Te has rasurado
Por tres días

Tiempo para reconocer
el brillo de tus ojos
Y leer letras
Detrás de ellos

Te dan tiempo estos tres meses?

Tiempo para medir la fuerza
De tus dientes
Cuando lentamente dejan escapar
Mi labio inferior sin lastimar?

Para reconocer los días que quizás
Mordí un chocolate antes de verte
Entonces no puedo dejar de decir
Las cosas que digo para hacernos reír?

Te da tiempo quizás de reconocer los días
Que mis silencios no dicen mucho
Pero que lentamente sabes destapar con
Las sonrisas que me das?

Tres meses han sido suficiente

Para todo eso y más

Espero me den tiempo
Para reconocer cuando te vas
Y dejarte ir a aprender
Las cosas que
yo
 no te puedo enseñar