martes

Dia de casi muertos


Te voy a contar una historia 
toma lugar en el centro

Alrededor de las 5:00pm

Una muchacha pequeña con una canasta y dos ramos de sempazuchil esta en el semáforo de juarez esperando su turno para caminar (esa soy yo). En eso, una señora gorda de tacones angostitos grita "persiiiiganlo" y un bodoque moreno con playera de rayas empieza a correr como cuete con tal de cruzarse a la calle opuesta. Alguien lo persigue. La señora sigue gritando y la gente se alborota. Todos los hombres, siendo o creyendose muy machos, persiguen al señor de rayas
el deja su trayectoria en linea recta y empieza a correr en círculos porque se ve atrapado.

cae al suelo.

la gente lo golpea.

yo sigo en el semáforo con mi canasta y dos ramos de sempazuchil. Escucho a un peatón decir que "se debe hacer justicia". 

Al señor de rayas lo seguían golpeando.

El semáforo se puso en verde. Caminé a mi carro.

viernes

Jugando timbre y corre


Nunca se habla de las puertas. 

Siempre hablamos del jarrón sobre la mesa, o de la vista a travez de la ventana, cuando uno esta sentado sobre el sillón verde...alado de la mancha de café...

Pero quién habla de las puertas? del millón de veces que tuviste que tocar...no solo en esa, pero en la 1, la 2, la 3 y la 304...hasta que una decidió abrir.

Si, no me cuentes que la primera puerta con chapa dorada y tapete "welcome home" te dejo entrar, porque tú y yo sabemos que estariamos mintiendo... que el brillo de tus ojos sería falso.

En realidad, tuviste que hostigar entre tus bolsillos, tu cartera, tus zapatos... para encontrar el pasador abandonado por un amor perdido... para abrirlo de par en par, deslizarlo por la cerradura y mover arriba abajo arriba abajo izquierda derecha diagonal hasta que por findiera de sí, y pudieras admirar tranquilamente esa ventana... esa ventana que son sus ojos, y el jarrón que es su vientre y el sillón sobre el que reposas tu rostro, que es su pecho.

En verdad fueron muchas.

Incontables.

Pero finalmente... ese pasador que llegaste a pensar dispensable, encajo sus dientecitos en el lugar adecuado, y te dejó entrar a ese lugar tan esperado, tan oculto, tan... ella.